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¿Cómo evitar morir antes de tiempo?
- febrero 19, 2023
- Publicado por: Rubén Fernández
- Categoría: Sin categorizar
Tal vez le resulte difícil creer que nuestro sistema digestivo alberga aproximadamente unos 100 mil millones de neuronas. La ciencia ha demostrado desde hace años que, en el sistema gastrointestinal está el origen de muchos problemas de salud, incluidos numerosos trastornos psicológicos.
El artículo de hoy se focaliza en una de las áreas de investigación de la PsicoNeuroInmunoEndocrinología (PNIE) avanzada, concretamente la microbiota y Eje intestino-cerebro (EI-C). Si quiere aportar su opinión o tener más información sobre este tema, puede acceder a www.evsi.es
El papel de la microbiota
A veces cuando vamos al supermercado y algunos de los yogures que están a la venta indican “ricos en probióticos”, eso significa que pueden ser beneficiosos para la microbiota intestinal. El problema es cuando esos lácteos se acompañan de cantidades ingentes de azúcar, y ya no es tan recomendable comprarlos.
El término «microflora» o «microbiota» hace referencia a la comunidad de microorganismos vivos pertenecientes a un nicho ecológico determinado. El tubo digestivo del ser humano alberga una población muy numerosa de estos microorganismos, principalmente bacterias; también hongos, virus y eucarias (protozoos). Se estima que la población microbiana del intestino humano se compone de unos 100 billones de bacterias de unas 500 a 1.000 especies distintas. El número de células bacterianas es 10 veces superior al número de células somáticas.
Funciones de la microflora
Tres son las funciones principales. En primer lugar tiene un papel decisivo en la nutrición y metabolismo. Favorece la recuperación de energía en forma de ácidos grasos de cadena corta, producción de vitaminas, y tiene efecto sobre la absorción del calcio y hierro en el colon. En segundo lugar destaca su función de protección. Previenen la invasión de agentes infecciosos y el sobrecrecimiento de especies residentes con potencial patógeno. Finalmente desempeña funciones tróficas sobre la proliferación/diferenciación del epitelio intestinal y modulan el eje PNIE. Este eje se estudia a nivel científico desde hace ya muchos años. Actualmente la Universidad de Almería es pionera en ofrecer formación especializada en esta temática.
Eje intestino-cerebro (EI-C)
Uno de los ámbitos de investigación sobre microbiota se centra en el EI-C. Ambos están íntimamente conectados gracias principalmente al nervio vago, neuronas espinales aferentes y mediadores inmunes (citoquinas). La ciencia ha comprobado objetivamente que, el número de señales que el intestino envía al cerebro es mucho mayor que las que el cerebro manda al intestino. No es casualidad que este último reciba el nombre de “litle brain”.
El intestino, al igual que el resto de vísceras, se comunica constantemente con el Sistema Nervioso para regular la homeostasis/equilibrio orgánico. Profesionales de reconocido prestigio como el Dr. Damasio, dan un papel primordial al sistema visceral en la construcción misma de las emociones. En este sentido debemos tomar nuevamente como referencia la PNIE avanzada, disciplina que estudia la relación e interconexión directa entre órganos y sistemas corporales, así como el efecto modulador de los factores psicológicos.
Intestino y esfera emocional
Los neurotransmisores son sustancias químicas que intervienen en la transmisión de información entre las neuronas del cerebro. Están implicados en la memoria, atención, estado de ánimo… Muchas de estas sustancia químicas necesitan de los nutrientes que obtenemos de los alimentos. Experimentan toda una serie de transformaciones gracias precisamente a las células y flora intestinal, obteniéndose los denominados neurometabolitos, que alcanzan nuestro cerebro por vía nerviosa o sanguínea.
Según el estudio publicado en la prestigiosa revista Behavioral Brain Research por el Dr. O’Mahony y colaboradores, cuando la flora intestinal se altera también lo hace la producción de neurometabolitos, viéndose afectados los procesos y funciones mentales. No debemos olvidar que el 90% de la serotonina, implicada en la regulación del ánimo, funciones perceptivas y cognitivas, se sintetiza en las células enterocromafines del tracto gastrointestinal.
Recomendaciones para evitar no morir joven
Nadie puede saber con seguridad el día y hora de su muerte. Sí es verdad que un buen cuidado de la microbiota intestinal puede ayudar sin duda a vivir más años con mayor calidad. En este sentido es prioritaria una alimentación saludable. Debemos evitar consumir el menor número de tóxicos posibles, como por ejemplo el azúcar refinado y los procesados. No nos olvidemos de los efectos negativos del estrés crónico y una vida sedentaria ausente de ejercicio físico.