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No hablemos del caso Rubiales, SÍ sobre la Psicología del Deporte
- agosto 27, 2023
- Publicado por: Rubén Fernández
- Categoría: Sin categorizar
Hace ya más de 25 años alguno de mis profesores en la Universidad solían decir que la rama de la psicología aplicada al deporte cada vez tenía más reconocimiento y salidas profesionales. Debo confesar que en aquellos años era bastante más crédulo y confiado, situación que me impulsó y animó a realizar mi Tesis Doctoral en «mejora del rendimiento deportivo usando hipnosis», con la intención de poder dedicarme algún día profesionalmente al deporte.
No puedo negar que mis estudios y conocimientos me permitieron durante bastantes años trabajar y tratar a deportistas, juveniles, profesionales y élite, pero como se suele decir casi por amor al arte. La disposición siempre era buena si la finalidad era investigar. Si preguntaba cuanto presupuesto tenían para el psicólogo. la repuesta solía ser: no tenemos dinero para pagar tus servicios.
A día de hoy mi humilde opinión es que concretamente en España, el número de psicólogos del deporte que pueden vivir exclusivamente de este trabajo sigue siendo demasiado escaso. Muchos equipos, totalmente respetable, prefieren gastarse antes su prepuesto anual, por ejemplo, en comprar un jugador más caro o contratar otro fisioterapeuta, preparador físico o nutricionista.
Respecto al tema que estamos hablando también resulta peculiar saber que muchos competidores de élite, incluso equipos de nivel (no todos), contratan psicólogos y, sin embargo, lo ocultan por razones varias.
¿Los deportistas realmente necesitan la ayuda de un psicólogo?
No cabe duda que hay deportistas con una capacidad natural para gestionar sus emociones fuera de lo común, pero pocos tienen esa suerte. Si nadie les enseña y no tienen esa predisposición innata, intentan aprender de la mejor manera que pueden. No de la mejor forma posible.
¿Quién les enseña?. El primer psicólogo sin duda alguna en nuestras vidas, es la familia. Allí, en función del tipo de enseñanza y valores a potenciar podemos aprender los beneficios de la comunicación e inteligencia emocional, por ejemplo capacidad para desarrollar la paciencia y tolerancia a la frustración. Deportistas que crecen en familias de este tipo y cuenta con gran apoyo, «juegan» con ventaja porque saben aplicar y generalizar lo aprendido en su hogar al terreno de juego.
Hay deportistas que crecen en un entorno familiar donde la gestión emocional y psicológica pasa a un segundo plano. Por tanto necesitan aprender en otro lugar estrategias para enfocar y controlar sus estados internos (pensamientos, sensaciones y emociones). Vuelvo a repetir ¿quién les enseña?, unas veces lo hacen gracias a otros compañeros, leyendo libros, gracias a los consejos de grandes entrenadores, preparadores físicos… Sin embargo, el profesional que más sabe al respeto y más puede aportar en este caso concreto, resulta que en contadas ocasiones forma parte del equipo médico. ¿No parece muy lógico, verdad?, más teniendo en cuenta la evidencia clínica y científica que apoya la eficacia y efectividad de la psicología deportiva.
De sobra es conocido que muchos deportistas con reconocimiento mundial han hablado abiertamente sobre sus problemas psicológicos, miedos, sufrimiento emocional… generados en muchas ocasiones por el exceso de presión y las exigencias competitivas. Piense por ejemplo en alguno que se juega 4 años de duro trabajo en tan solo 10 segundos o menos. Que muchos no hablen en los medios sobre sus bloqueos emocionales no significa que no los tengan.
¿Cuántos grandes deportistas que han realizado hazañas épicas y batido marcas imposibles, han conseguido superar todas las expectativas humanas?. Todos o en su mayoría siempre han asegurado que su éxito dependía de su poder mental. Es más, deportistas que podrían haber llegado a ser grandes estrellas se han quedado en el camino porque nadie les enseño, a desarrollar estrategias emocionales para superar las adversidades de la competición.
¿Qué puede aportar un psicólogo del deporte?
Tal vez uno de los problemas a este respecto es que se desconoce, aunque suene raro, el enorme potencial que ofrece y beneficios que aporta un buen psicólogo al mundo del deporte. No solo para mejorar el rendimiento deportivo, también para acelerar la recuperación de las lesiones. En este sentido, como Doctor en psicología del deporte y fisioterapeuta puedo confirmar en primera persona y con conocimiento de causa cada palabra que escribo.
La cantidad de aportaciones son tantas que podrían escribirse libros enteros. Podemos hablar en general de dos ámbitos de aplicación: el deportivo y el extradeportivo. Respecto al primero, entre otras muchas cosas, el profesional puede ayudar por ejemplo en problemas de agresividad. De nada vale ser un crack si luego a cada partido te sacan tarjeta. Más cosas, quien escribe comprobó científicamente la capacidad de la hipnosis para resistir la fatiga durante mucho tiempo. Más posibilidades de actuación: gestión de la presión en competición, problemas de ansiedad, buena relación entre compañeros, potenciar la concentración y atención, mejora de la autoestima, estados depresivos, recuperación de lesiones. No se olviden que algunos deportistas ganan mucho dinero, pero son tan humanos como el resto de mortales.
En relación a la parte extradeportiva el dinero como se suele decir no asegura la felicidad y evita los problemas. Hay situaciones y momentos como la muerte de un familiar, un enfado con un hermano/a, una mala relación de pareja, demasiada vida social mal llevada….que sin duda puede afectar de manera indirecta al rendimiento en el terreno de juego. En este sentido es vital que el psicólogo deportico también tenga y aporte años de experiencia en el campo de la psicología clínica. De esta forma podrá ayudar a resolver problemas tanto en el ámbito deportivo como extradeportivo.